Cómo desconectar y evitar el síndrome del quemado
El coronavirus ha creado luchas mentales entre las personas, algunas de las cuales ya existían antes pero se han intensificado con la nueva situación. Una de ellas es el burnout, que sufre un alto porcentaje de trabajadores.
El Coronavirus ha sacudido algunos de los pilares más importantes de nuestras vidas y muchos de sus efectos son ya evidentes en nuestro día a día. El síndrome de burnout es quizás una de las consecuencias más frecuentes, en la que la desconexión digital es ya fundamental para nuestra salud.
Los efectos sociales de la pandemia son ya bien conocidos por todos. Un poco menos lo son las consecuencias a nivel individual y el peaje psicológico que este fenómeno global ha cobrado en muchos de nosotros hasta el punto de afectar a nuestra vida cotidiana. De un modo u otro, todos nos hemos visto afectados por la situación.
Uno de los síntomas más comunes del burnout es la aparición de graves episodios de estrés y la imposibilidad de desconectar de nuestra jornada laboral. Aunque este síndrome lleva mucho tiempo entre nosotros, incluso antes de la pandemia, es indudable que los casos han aumentado significativamente desde su aparición. Según un estudio realizado por Deloitte entre 1.000 participantes, el 77% de ellos admitió haber sufrido burnout en el trabajo.
Pero, ¿en qué consiste exactamente este síndrome aparentemente invisible?
Síndrome de Burnout: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que el síndrome de burnout es un fenómeno relacionado con el trabajo, con un estrés continuo como consecuencia, que puede llevar a una sensación de agotamiento, sentimientos negativos, menor productividad e incluso una mala actitud en el trabajo.
Algunos estudios señalan que este estrés crónico puede afectar al sistema neurológico, con consecuencias negativas para nuestra salud, como la falta de sueño. Esto provoca una situación de fatiga y cansancio extremo que, sumado al cambio repentino y totalmente drástico de nuestra rutina, crea un caldo de cultivo perfecto para sentirse quemado.
La presión por la que pasan los trabajadores en algunas empresas, el teletrabajo impuesto para muchas personas que no tienen un lugar cómodo en casa o que tienen hijos pequeños o dependientes a los que cuidar, el tecnoestrés, las interminables jornadas laborales y una mayor dificultad para la desconexión digital hacen que muchos profesionales vivan momentos muy difíciles en sus trabajos.
Pero no todo está perdido: el burnout tiene algunas soluciones que están a nuestro alcance. Basta con seguir algunos consejos de estilo de vida como los siguientes.
El secreto está en un estilo de vida sano y tranquilo
La primera regla contra el burnout es apostar por uno mismo. La pandemia nos ha traído muchas cosas negativas, pero si algo hemos aprendido es que tenemos que disfrutar cada día de nuestra vida haciendo las cosas que nos gustan mientras podamos, porque no siempre tendremos esa posibilidad.
Tomar días libres, probar nuevas comidas, visitar lugares exóticos, conectar con la naturaleza y cuidarnos desde dentro hacia fuera, son algunas de las cosas que podemos hacer para combatir esta enfermedad.
Mucha gente sólo se siente verdaderamente feliz cuando está de vacaciones, pero, por desgracia, vivir en unas vacaciones perpetuas no es posible para la mayoría de la gente corriente. Así que quizá el truco esté en llevar un estilo de vida lo más parecido posible al que disfrutamos en el día a día cuando estamos de vacaciones, como tomarse un tiempo para descansar y desconectar, tener tiempo para el ocio o dejar un espacio para profundizar en nuestras relaciones personales.
Lo más importante es disfrutar de la calidad de vida. Vivir el presente y cuidarnos es crucial a la hora de mantener un equilibrio emocional y físico entre nuestra vida laboral y personal.
Vivla apoya la necesidad actual de vivir de forma más flexible, equilibrada e inteligente. Por eso queremos marcar el camino de un nuevo concepto de vida.
El lugar en el que vivimos es muy importante para sentirnos realizados, y no necesitamos estar anclados a ciudades y lugares en los que no viviríamos. Los nuevos tipos de modelos de trabajo, más allá de los antiguos horarios, han abierto las puertas a una mejor oportunidad de conciliar vida y trabajo. Por eso hay que redefinir nuestro concepto de hogar y propiedad y ajustarlo a las necesidades de las personas.
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